miércoles, 22 de mayo de 2013

"Campaña de Prevención de la Diabetes y Obesidad-Diabesidad "

 

 Durante la semana del 27 al 31 de mayo, estará en marcha la campaña de prevención de la Diabetes y Obesidad-Diabesidad.
En el Centro de Especialidades de Ciudad Rodrigo y en horario de 9.30 a 12.30 de la mañana, estaremos para informar sobre este tema.
Además, se realizarán glucemias a todas las personas que lo deseen, todo de manera gratuita.


Diabesidad: obesidad y diabetes


El término diabesidad es la relación entre la diabetes y la obesidad. Una enfermedad causa la otra, ya que la obesidad es causa segura de diabetes de tipo 2. Se ha de incidir en la salud desde la infancia, controlar el peso, evitar la obesidad, ya que esta prevención será el éxito del mañana.
Actualmente se estima que la población obesa en nuestro país es del 15%, y lo más importante, que en la población infantil se ha duplicado en los últimos años y según los últimos datos sigue con una tendencia al alza.
El obeso se hace, si bien hay agregación familiar a través de la genética pero también a través del comportamiento, ya sea hábitos de vida, forma de comer, practicar ejercicio, etc.
El 85% de los sujetos con diabetes de tipo 2 son obesos, pero en el 15% restante puede no ser obesa, pero si tener un índice de grasa abdominal elevada. El crecimiento natural lleva a las personas a unos hábitos de vida modificados respecto al período de la adolescencia, ya que se hace menos deporte, se quema menos energía y generalmente se ingieren más alimentos y menos sanos.
El riesgo de muerte prematura en pacientes con obesidad y diabetes de tipo 2 es bastante elevado, ya que conlleva un riesgo cardiovascular de tener un infarto o una embolia, y sin que ello implique una regla establecida de a mayor peso mayor riesgo.
El objetivo para aquellos pacientes con obesidad es reducir un mínimo del 5% o el 10% de su peso en tres o cuatro meses. Sin embargo, el perder peso no debe ser una carrera por lograr una cifra, sino que perdiendo esos porcentajes bajos, el paciente mejorará ciertos valores médicos, mejorando su autoestima, y animándolo a seguir con un tratamiento lento pero progresivo para ir reduciendo el peso.
Todo el mundo nace con una predisposición al desarrollo de una entidad como la diabetes de tipo 2, pero lo que pasa es que la relación genética de esta enfermedad es poli génica, no pudiendo relacionarla con genes únicos. Hay muchos impactos ambientales y genéticos para afectar a un paciente, y necesita de esos impactos externos como son los hábitos de vida, alimentación y ejercicio físico.
La condición humana  se ha ido modificando, ya que la vida de hoy en día difiere al máximo de la vida de nuestros antepasados en la prehistoria, ya que antes el hombre era cazador, acostumbrado a recorrer largas distancias a pié, comiendo sólo cuando podían, y actualmente, los hábitos son diametralmente opuestos; se come algo más, siempre sentados, se trabaja sentado, nos desplazamos en vehículos o en transportes pero no andando o corriendo, y por tanto, nuestros genes no se han adaptado todavía a estos cambios en nuestra sociedad.
Las dietas bajas en carbohidratos tienen un porcentaje más alto de proteínas, y estas reducen el azúcar, por lo que es aconsejable para la reducción de peso. Sin embargo, muchos estudios avalan que todas las dietas pueden ser buenas, pero que la realidad para conseguir corregir el sobrepeso e incluso prevenirlo, es comer despacio, saborear la comida, atender las señales sobre la saciedad e incluso mirar y entender lo que se come.
La dieta mediterránea tiene las mismas bondades que estas bajas en carbohidratos, por lo que se trata de retomar un poco la cocina de los abuelos, y recuperar la importancia de frutas y verduras en nuestra mesa.
Al diabético y al obeso, puede tratársele mediante medicamentos, sobre todo al diabético ya que al obeso apenas uno o dos fármacos pueden ayudarlo, ya que uno de ellos reduce el apetito provocando saciedad precoz (sibutramina) y el otro actúa sobre el intestino disminuyendo la absorción de grasa (orlistat).
El objetivo de estos tratamientos pasa por reducir la obesidad y conjuntamente corregir y controlar la diabetes, sin olvidar otros parámetros paralelos como van a ser el colesterol y la hipertensión.

Fuente: www.guia-diabetes.com

miércoles, 1 de mayo de 2013

Diabetes tipo 2 : alimentación

La diabetes tipo 2 es la más numerosa en nuestra zona. Por este motivo, incluimos en esta entrada, las bases para una correcta alimentación de las personas con este tipo de diabetes.
Fuente : El rincón de la alimentación.


DIABETES Y ALIMENTACIÓN:

La alimentación es un pilar fundamental en el tratamiento de la persona con diabetes, pero los objetivos varían dependiendo de si hablamos de diabetes tipo 1 o tipo 2. 
 
La diabetes tipo 2, tiene su causa fundamental en la obesidad, por tanto el objetivo principal de la dieta de una persona con diabetes tipo 2 será la pérdida de peso. Con la pérdida de peso moderada (de un 5%) ya aparecen los beneficios: disminuye la resistencia a la insulina (recordar que este tipo de diabetes se caracteriza porque el páncreas produce insulina todavía, pero no en suficiente cantidad o no ejerce sus efectos de forma eficaz sobre las células), mejora el perfil de las glucemias y disminuye la necesidad de tratamiento.
La diabetes tipo 1, el objetivo principal mantener una buena distribución de los hidratos de carbono a lo largo del día (en 5 o 6 ingestas) para así tener un buen perfil de las glucemias evitando tanto las hiperglucemias como las hipoglucemias. Los niveles normales de azúcar en sangre se sitúan entre 80-180 mg/dL. Estas personas suelen tener un peso normal y no es necesaria la restricción calórica. 
Las personas con diabetes tienen las mismas necesidades de energía y nutrientes que personas sin diabetes de su misma edad y características físicas. Su dieta ha de basarse en la Dieta Mediterránea, es decir, una dieta rica en frutas, verduras y productos integrales, disminuyendo la ingesta de grasas y donde los dulces pasan a formar parte de los alimentos a tomar de forma ocasional. La alimentación de la persona con diabetes no debería de ser diferente de la del resto de su familia, porque lo que es bueno para ellos, es bueno para el resto. 
La alimentación de la persona con diabetes sigue las mismas recomendaciones que las de la alimentación saludable para la población general, la única diferencia es que han de adquirir el hábito del recuento de hidratos de carbono, algo que la gente sin diabetes no tiene por qué hacer.
Al igual que para la población general la distribución energética de nutrientes es la siguiente: 50-55% del total de la energía diaria para hidratos de carbono, 12-15% para proteínas y 30-35% para grasas. Como para la diabetes cobran especial importancia los hidratos de carbono hay que matizar varias cosas:
  • su función es energética y son la única fuente de energía para el cerebro y sistema nervioso, por tanto, nunca hay que prohibir los hidratos de carbono para una persona con diabetes, ya que lo único que se consigue es agravar la situación.
  • se distingue entre los hidratos de carbono de absorción rápida y los de absorción lenta. Los de absorción rápida se absorben entre 15-30 min tras haberse ingerido y son: glucosa, fructosa, lactosa, maltosa, sacarosa, galactosa…Se encuentran en azúcar, miel, frutas y zumos, chocolate, etc. 
    Los de absorción lenta tardan más de 30 minutos en absorberse y se distingue entre almidones (están en pan, harinas, patata, pasta, legumbres, arroz) y fibras, que son almidones complejos que no se pueden digerir (se encuentran en productos integrales, frutas y verduras y legumbres). Un buen aporte diario de fibra es importante porque previene el estreñimiento, enlentece la absorción de azúcares, reduce la absorción de grasas, y además es saciante. Deben predominar los hidratos de carbono de absorción lenta y restringir los de absorción rápida.
  • Hay otros factores que determinan que los hidratos de carbono se absorban de forma más lenta, pero el principal a tener en cuenta es si son simples o complejos.
    DIETA POR RACIONES O INTERCAMBIOS.

    El sistema de intercambios y equivalencias de alimentos  es el tipo de dieta más preciso para que la persona con diabetes pueda controlar la cantidad de hidratos de carbono que ha de tomar. Permite ajustar la insulina a la ingesta y no al revés, así si se quiere ingerir más hidratos de carbono, hay que inyectar más insulina o si ese día no se van a comer las raciones de hidratos de carbono, se reduce la dosis de insulina. Existen fórmulas para calcular las unidades de insulina necesarias por cada ración de hidratos de carbono. No se puede establecer para todas las personas igual, ya que cada cuerpo es diferente, aun dando la misma cantidad de hidratos de carbono una persona necesitará más insulina que otra, pero por norma general se establece una equivalencia de 1 unidad de insulina por cada ración de hidratos de carbono. Otras ventajas son que hay más flexibilidad en la elección de alimentos, respetando las preferencias personales, y facilita variar los alimentos y las preparaciones, manteniendo la cantidad de hidratos de carbono que necesita esa persona al día.

    El único inconveniente es que requiere un poco de aprendizaje, hasta que se controlan bien los intercambios.
    Una ración o intercambio es la cantidad de alimento que aporta 10g de un nutriente mayoritario.
    1 ración de proteínas = 10g proteínas
    1 ración de hidratos de carbono = 10g hidratos de carbono
    1 ración de grasas = 10g grasa

    En el caso de la persona con diabetes tipo 1 sólo es necesario controlar las raciones de hidratos de carbono, pero este tipo de dieta se utiliza para muchos personas y por ejemplo para pérdida de peso (como podría ser el caso de diabetes tipo 2) también se controlan los intercambios de proteínas y grasas. 
    Puede parecer obvio, pero hay que mencionar que sólo se pueden intercambiar alimentos que aporten el mismo nutriente mayoritario, es decir un alimento rico en hidratos de carbono, por otro rico en hidratos de carbono, proteínas por proteínas y grasas por grasas. Es decir, no se puede intercambiar pan por pollo, ya que el pan aporta hidratos de carbono y el pollo proteínas, pero sí se podría cambiar pan por pasta ya que ambos aportan hidratos de carbono.

    Para cada persona se asignan un número de raciones dependiendo de las calorías que necesita al día. Luego estas raciones se distribuyen entre las diferentes ingestas del día. 
    Ejemplo: si necesita 1800Kcal/día = 23 R HC
    Es importante que en todas las tomas se incluyan hidratos de carbono para mantener las glucemias estables
    Un ejemplo de distribución podría ser el siguiente: 
     
    Desayuno: 4 R
    200mL de leche = 1 R
    30g cereales = 2 R
    100g naranja = 1 R
    Almuerzo: 2 R
    40g pan = 2 R
    20g Jamón cocido (no aporta HC)
    Comida: 7 R
    200-300g verdura = 1 R
    45g arroz (crudo) = 3 R
    100g carne (no aporta HC)
    40g pan = 2 R
    100g manzana = 1 R
    Merienda: 3 R
    2 yogures = 1 R
    4 galletas tipo maría = 2 R
    Cena: 6 R
    200-300g verdura = 1 R
    100g patata = 2 R
    150g pescado (no aporta HC)
    20g pan = 1 R
    200g pera = 2 R
    Recena: 1 R
    200mL leche = 1 R
    Total: 23 R hidratos de carbono

     
    Aquí tenemos algunos ejemplos de intercambios, donde se ve que cantidad de alimento equivale a una ración de hidratos de carbono, es decir, 10g de HC.

    Alimento
    Cantidad equivalente a 1R
    (10g HC)
    Arroz (crudo)
    15g
    Cereales desayuno
    15g
    Galletas “tipo maría”
    15g
    Garbanzos
    20g
    Pan
    20g
    Pasta (cruda)
    15g
    Patata (cruda, hervida, horno)
    50g
    Leche
    200g
    Fresas
    200g
    Manzana
    100g
    Plátano
    50g
    Lechuga
    300g
    Zanahoria
    150g

    La persona con diabetes no ha de comer diferente que el resto de su familia. Los alimentos se deben pesar al principio, hasta que se tengan claras las medidas caseras como cucharones, cucharadas soperas, unidades, etc. También se puede usar el vaso medidor, una herramienta muy útil para saber la cantidad en cocido de pasta, arroz, patatas y legumbres. 
    Es conveniente volver a pesar los alimentos cada cierto tiempo, para comprobar que con las medidas caseras se está haciendo bien y no se reduce ni se exceden las raciones.

    Las personas con diabetes han de limitar el consumo de azúcares simples, por tanto, para endulzar sus alimentos es preferible que utilicen edulcorantes acalóricos:
  • Sacarina (E-954)
  • Ciclamatos (E-952)
  • Acelsufamo-K (E-950)
  • Aspartamo (E-951): no usar para platos con cocción.
  • Sucralosa (E- 955): muy estable en bebidas y alimentos
  • Polialcoholes (pueden producir flatulencias y diarrea): Manitol (E-421), Xilitol (E-967), Sorbitol (E-420i). Son los que se emplean para chicles y caramelos sin azúcar por lo que no se recomienda sobrepasar las 5 unidades al día.
  • Stevia: edulcorante natural (los anteriores son sintéticos). Proviene de una planta tropical y durante muchos años se ha estado empleando en estos países sin ser comercializado como edulcorante. Hay estudios que demuestran beneficios sobre la diabetes tipo 2, en la que se favorece la secreción de insulina por parte del páncreas. Así que además de ser un edulcorante que no va a elevar la glucemia en sangre, puede favorecer la acción de la insulina. Se puede encontrar en las mismas formas comerciales que el resto de edulcorantes sintéticos: en polvo, en pastillas, etc  


    Una pregunta muy frecuente que aparece cuando las personas con diabetes van a realizar la compra es: ¿Son mejores los productos etiquetados como “especiales para diabéticos”? 
    Pues en general, no se recomiendan.
  • A muchos productos se les elimina el azúcar, pero a cambio se les añade un extra de grasa.
  • Hay que tener en cuenta que alimentos cuya base son los hidratos de carbono, como unas galletas donde el 70-80% del peso son harinas, puede que se hayan utilizado edulcorantes no calóricos para endulzar, pero la diferencia en contenido de hidratos de carbono entre una galleta habitual y una “especial para diabéticos” muchas veces es escasa.
  • La fructosa es un edulcorante muy usado en cantidad de productos etiquetados como “diet” o “para diabéticos”. La fructosa tiene un poder edulcorante superior a la sacarosa (azúcar común), por tanto, con poca cantidad se consigue endulzar los productos. Pero hay que recordar que la fructosa es el azúcar de la fruta, por tanto, va a elevar la glucemia. Además, la ADA (American Diabetes Association) alerta de que un consumo frecuente de fructosa como edulcorante, se relaciona con un mayor riesgo cardiovascular.

La recomendación general, es consultar siempre el etiquetado, y no dejarse llevar por el enunciado del producto, ya que muchas veces la diferencia en hidratos de carbono entre un producto habitual y otro “especial” es mínima, además de que son más caros y dan la falsa sensación de que se pueden consumir libremente.
 
 

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